-Corrida Concurso de ganaderías, Zaragoza, 26 de abril de 2008-
La fiesta de Toros, por descontado, bárbara y cruel, únicamente se legitima cuando lo que sucede en la arena está revestido de un factor, generalmente oculto no sólo en los toros sino en nuestras propias vidas, la emoción, difícilmente alcanzable pero de imprescindible presencia.
La emoción es un coktail en el que se combinan en libre albedrío ingredientes que arrojan como resultado que el toreo se convierta en algo mágico, producto de la alquimia. Generalmente, los intervinientes en este espectáculo nuestro no aportan aquello que supuestamente deberían, y se limitan a fingir un simulacro de fiesta que por tantas veces repetido consideran el válido, y por todos los medios intentan imponernos. Por eso, días como el vivido ayer en Zaragoza despejan cualquier sombra de duda reafirmándonos claramente en el concepto que sabemos de lo que es el toreo, aunque nos lo arrebaten de forma sistemática.
Por eso, quiero agradecer desde aquí las aportaciones de los que ayer hicieron posible que a muchos se nos pusieran los pelos como escarpias, la voz quebrada y los ojos nebulosos.
Lógicamente, y en primer lugar, al toro premiado “Farolero”, de la ganadería onubense de Tomas Prieto de la Cal, nuestra gratitud eterna por brindarnos su muerte ejemplar; por su extraordinaria pelea en el caballo, seis varas, las cuatro últimas desde el otro extremo de la plaza. Gracias por su bravura, por su entrega, por la clase que tuvo y, sobre todo, por traernos… emoción.
Al mismo nivel, aunque con un puyazo menos (que le imposibilitó luchar por el premio), gracias eternas a “Lanudo”, de Fuente Ymbro, por su bravura en varas, por su codicia en la muleta, por ser un gran toro.
Agradecer a sus criadores Tomás Prieto de la Cal y Ricardo Gallardo sus contribuciones a la fiesta de toros, buscando y consiguiendo con denuedo y sinceridad que sus toros puedan emocionarnos.
Gracias absolutas, sin vacilaciones, sin peros, a Luis Miguel Encabo y Serafín Marín, por TOREROS, con lo que esa definición implica, por su generosidad, por su valor, por entender la relevancia del toro en una corrida, por enseñarlos, por lucirlos –con el riesgo que eso supone-, cada vez que colocaban al toro en suerte le restaban al animal muletazos que seguro les hubiesen permitido cortar las ansiadas orejas. Y esa generosidad para con nosotros y el toro no sólo hay que aplaudirla por parte de los aficionados sino premiarla. y diré más: estos toreros son verdaderos triunfadores, mucho más que los que cortan orejas a invalidas y afeitadas moles mortecinas, y los premios de las ferias y los dineros se lo merecen actuaciones como las de Encabo y Marín en tardes como la de ayer. Por generosos, por emocionarnos, los aficionados tenemos que ser justos con ellos y premiarlos como se corresponde, porque sino obtienen la recompensa que merecen, los perdemos, y los necesitamos como elemento esencial para que volvamos a emocionarnos.
Dejo para el final, pero no con menos importancia, a otros actores principales: Placido Sandoval, el piquero premiado, y a Rafael da Silva, de las cuadrillas de Serafín Marín y Luis Miguel Encabo, respectivamente. Debemos agradecerles su afición, su respeto al toro, y a la importancia de la suerte que ejecutan. Gracias, maestros, por emocionarnos.
Por supuesto que en la corrida de ayer hubo garbanzos negros, que nos privaron de emocionarnos más aún si cabe. Y aunque su comportamiento me indignó no pienso ni nombrarlos; sólo decirles que nos robaron de ver al toro de Palha, solicitando y concediendo un cambio de tercio cuando no se habían cumplido las reglamentarias tres entradas al caballo. También nos hurtaron por masacrarlo en varas a un espectacular toro de Cuadri, de nombre “Montero”, serio y con una presencia en plaza imponente que se arrancaba a los engaños galopando.
Fue tan importante lo de ayer que no me van a empañar lo vivido y, sobre todo, nunca me van a convencer de que la fiesta de toros es de otra manera a como nos la hicieron vivir Encabo, Da Silva, Marín, Sandoval, Farolero y Lanudo. La fiesta que nos emociona.
La fortuna también se alió con la tarde y quiso echar un capote al bueno de Serafín, que nos dio un gran susto y puso nuestros corazones en vilo.
Acercando desde lo más taurino y añejo, la propia tienta, a los aspectos más vanguardistas y novedosos en los que intervenga el orbe taurino; cultura, tecnologia, información, personajes, clásicos, taurinos, plazas y sobre todo un protagonista, "El Toro"