12 de octubre del 2006. Toros del Conde de la Maza (5) y uno, sobrero, de Juan Albarrán. Para Manolo Sánchez, Paco Perlaza y Javier Castaño.

Sánchez fue declarado ausente por incomparecencia en el primero, corrió el turno al ser devuelto el infame boyancón del Conde de la Maza y nada más hizo. En su segundo un impresionante pavo de Juan Albarrán, eso sí, con desafortunadisimo nombre, “Vitola”, igual que el de Arribas que nos arrebató al “Campeño” en esta misma plaza, la cosa fue “diferente” que no mejor. Jaleado por no se sabe qué extraño fuego interno se puso a torear excelsamente con el capote, con la misma decisión tomó la muleta y se embraguetó con el morlaco que ponía también lo suyo; transmitía y llevaba emoción. Pero Sánchez recordó su sino, decidió no cruzar el umbral, no dar ese paso más que diferencia a los triunfadores de los conformistas, de los conservadores; recordó que no merecía la pena “tragar”, jugarse los muslos y que el año que viene no le faltarían sus corriditas “alimenticias” en Valladolid y Madrid.

-en la foto, el agresivo toro de Albarrán-.

[Mas:]

¡Que pena Manolito! Con lo bien que sabes torear, con lo bien que toreaste aquella novillada del Torreón, sí, el día que jubilaste a Luisma Lozano, quien al menos no quiso quedarse en esto como un perdedor más.

-en algunos momentos Sánchez apretó el acelerador-

Paco Perlaza lidió al quinto y jamás debió haberlo hecho; un infame invalido del Conde que se derrumbaba como los mitos infantiles, oiga. Una estafa más al espectador.
En su primero, después de estar sensacional con el capote, en un quite al de Sánchez, en un quite en su toro y sobre todo en la forma de llevarlo al caballo, sin embargo naufragó con la muleta, en parte por las lógicas deficiencias técnicas de quien torea poco pero en parte también por la desafortunada manía de citar con la pierna retrasada, sin cargar la suerte, hecho éste por cierto que le pudo causar un serio disgusto a Manolo Sánchez, porque eso de retrasar la pierna y aprovechar el viaje con el “perritoro” puede valer, pero con el toro bravo puede resultar muy peligroso.

¿Qué decir de Javier Castaño?... Sólo tiene un defecto, pero es eliminatorio: ¡jamás remata un muletazo por bajo¡ Es incapaz, siempre son sus finales de cada muletazo para arriba y hacia fuera y por tanto le resulta imposible ligar dos pases seguidos y someter a algún animal. El sexto, un toro bobón, podía haberle proporcionado una alegría si hubiese decidido ponerse a torear.
Su primero, un buey de carreta ante el que tampoco supo proponer un planteamiento coherente de faena, por lo que aquello carecía de sentido. “Aquello” eran las idas y venidas y probaturas varias del torero durante la faena. Haciéndonos caer en el bostezo como si no tuviésemos otra cosa mejor que hacer que pasar un día de fiesta en la aburrida plaza de Las Ventas.

De los toros decir que hubo uno importante, el de Juan Albarrán, sobrero lidiado en cuarto lugar y de los titulares del Conde de la Maza, nada destacable, bonita presencia, mansos y sin bravura, algunos como dicen los taurinos “se dejaron” en la muleta como 2º y 6º.

No quiero olvidar mencionar que en el día de la Hispanidad me hubiese gustado ver en Madrid a un mexicano, un peruano, un ecuatoriano, un venezolano, francés o portugués compartiendo cartel con uno de los españoles y el colombiano.