Vamos con un poco de metal de la mano de Drowning Pool y su último disco, Full Circle. El cuarteto tejano lleva más de una década fiel al lado más metálico del hard rock sobreviviendo a la muerte por ataque al corazón de su primer vocalista, y a la salida por motivos musicales del segundo.
A día de hoy, al guitarrista C.J Pierce, al bajista Stewie Benton, y al baterista Mike Luce se les ha sumado Ryan McCombs como vocalista. Como no controlo los trabajos anteriores de la banda más que en canciones sueltas, no voy a hacer comparaciones.
Después de escuchar Full Circle puedo decir que a nivel global, la banda suena muy bien, con fiereza, con agresividad, muy bien conjuntada. Uno a uno, las guitarras recrean los riffs y figuras típicas del género, sin que esto signifique nada malo, con líneas duras y rápidas; el bajo es muy potente, y la batería está muy presente en todas las canciones. La voz de Ryan se ajusta a los temas como un guante con el tono ronco casi gutural propio de este estilo combinado con tonos más limpios y suaves, aunque eso sí, en contadas ocasiones. Y es que Drowning Pool es un grupo duro, con melodías sí, pero con tiempos rápidos como base principal.
El tema que abre el disco y que lo da nombre, Full Circle, da buenas pistas de hacia dónde se dirige el grupo con una línea melódica muy marcada, un cambio de ritmo entre versos y coros muy interesante, y la voz y la guitarra dándolo todo.
En definitiva, buen disco que respeta el molde del género y que gustará a sus seguidores.
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