El otro día quedé a tomar café con una amiga que estaba deprimida porque acababa de romper con su último novio. Según me contó él era el hombre ideal: inteligente, guapo, simpático, vamos el alma de todas las fiestas, pero en el sentido más literal, porque no había sarao al que él no acudiera y se quedará hasta las tantas de la mañana, ya fuera en compañía de mi amiga o de cualquier otra con la que se cruzara en la barra del bar. Lo cierto es que ella supo de su espíritu pachanguero desde el primer momento, no se puede decir que él la engañara, pero pensó que le podría cambiar, porque si el sueño de los alquimistas era transformar el metal común en oro, el sueño de toda mujer es transformar al sapo del que están enamoradas en un príncipe azul, como si el amor fuera la piedra filosofal.
Lo más fuerte de todo es que mientras escuchaba hablar a mi amiga me parecía estar teniendo un deja vu, no sólo había oído esa historia cientos de veces, sino que yo misma la había vivido en mis propias carnes. Basta con echar un vistazo a la literatura o el cine para ver la de estupideces que las mujeres hemos hecho por amor, o nos han hecho creer que debemos hacer para alcanzar el amor, y es que como diría Jessica Rabbit (si no fuera un cartoon) no es que yo sea tonta, es que me han socializado así.
La cultura se ha encargado, desde todas las artes, de pintarnos como seres estúpidos y sentimentales siempre a la sombra de los grandes protagonistas de la historia: los hombres. Aqui os dejo como ejemplo varios personajes femenimos que son un referente a nivel universal y que ilustran a la perfección mi teoría sobre el romanticismo condicionado.
De todos es sabido lo de mi afición por los psicópatas, pero que nadie se asuste, no los colecciono (aunque por mi curriculum sentimental, sin ser muy extenso, creo que ha pasado más de uno), me refiero a la curiosidad morbosa que me generan sus historias y el ponerle rostro a esos fríos homicidas que a diferencia del resto de los mortales no mata por dinero, ira o poder, sino por una búsqueda tan voluptuosa como enfermiza del placer, búsqueda que por otra parte ha movido el mundo, según Freud, desde que el primer chimpancé se bajó del árbol para caminar erguido.
Supongo que esto de la psicopatía se hereda por línea materna porque mi madre vive enganchada a los programas de sucesos y de haber nacido en la Edad Media o en el Estado de Texas, no se habría perdido una sola ejecución pública (o televisada). Pero no estamos aquí para hablar de mi madre, sino de Ed Gein, cuyo nombre quizá no os diga mucho pero al que conocéis de sobra por películas como Psicosis, La Matanza de Texas o El silencio de los Corderos.
Olvídate de Opertación Triunfo y hasta de la operación bikini, aqui no hace falta saber cantar para ganar ni siquiera necesitas ser guapo, con que seas capaz de mover los labios vale. Siguiendo la estela de programas como OT o Factor X hemos puesto en marcha los castings para lo que se convertirá en el éxito de la nueva temporada: OP o lo que es lo mismo, Operación Playback. Aqui puedes ver los primeros castings y a algunos de los finalistas.
Macondo no esta en el Caribe, ni escondido tras el sopor de las aguas de una cienaga de Colombia, ni siquiera en las páginas de los libros que reposan en los escaparates de la Gran Vía. Esta más cerca de nosotros, entre la gente que vive en los suburbios de las grandes ciudades, en el ruido del tráfico a la hora punta, en el sabor grasiento de los rollitos de primavera y en todos aquellos mundos cotidianos que aun nos quedan por descubrir. Si pasas por Macondo no te olvides de mandarme una postal.
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