Preparación. Julián Simón disfruta los días esmerando su forma física, labrando de salón el toreo que sueña, compartiendo con sus compañeros los desvelos y satisfacciones de la profesión elegida, del sueño elegido, sintiéndose torero entre toreros, hablando de toros, pensando en toros y seguramente soñando en triunfos y en poder dar la vuelta a la situación actual.

Porque lo cierto es que el día a día de Julián empieza temprano, como el de cualquiera de nosotros. Se levanta antes de lo que la comodidad recomienda, y se marcha a entrenar a “La Cuadrada”. “La Cuadrada” es un pequeño mundo mágico y desconocido donde viven y conviven esos “seres” a veces también desconocidos, los toreros. En este caso, los madrileños.

A escasos metros de la Gran Vía, invisibles para el mundo, Julián y sus numerosos compañeros quedan todas las mañanas bien temprano y se ponen a correr y a andar ligero, a preparar el cuerpo para “estar” en torero. Sigue la “jornada laboral” con el ejercicio práctico. Los toreros, entre los que se encuentran matadores, banderilleros y novilleros e, incluso, aficionados prácticos que soñaron algún día con ser profesionales, cogen los trastos y torean de salón, dando verónicas y naturales al aire o a un compañero que armado de unos cuernos embiste de dulce.

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Charlamos el amigo Javier y yo con Julián, en este recóndito paraíso de la casa campo atestado de colores primaverales que nos incendian la vista y los demás sentidos, y en seguida queremos saber qué motiva a obligarse al torero e imponerse un ritmo de preparación tan alto, cuando las expectativas no son muy esperanzadoras, cuando los contratos no llegan y se comprueba día tras día cómo los jóvenes han de disponer de fortunas para poder torear, o de apellidos ilustres y un cierto número de toreros de los de “arriba” ocupan los puestos, gracias a los señores alcaldes subvencionadores, en festejos que deberían ser para que los matadores humildes y los novilleros como Julián pudiesen al menos demostrar si valen o no.

Y la respuesta es contundente; al menos en Julián, que desconoce la diferencia entre los días de la semana. Para él hay que entrenar mañana y tarde todos los días; esa rutina sólo la rompería la posibilidad de un tentadero. “Hay que estar preparado” “porque no sabes cuando te va a llegar la oportunidad pero cuando llegue no te puede pillar sin estar al máximo”.

- La primavera se ha apoderado de Madrid-

Ese aliciente, unido a una tremenda afición y vocación, hacen que este madrileño se encuentre feliz sacrificándose y esforzándose, puliendo su cuerpo y su alma torera mientras espera sin desfallecer que surja la oportunidad de demostrar que quiere ser importante en el mundo del toro.

- En "la cuadrada" encontramos tertulias monotemáticas-

En la propia cuadrada se encuentran alicientes que motivan día tras día al joven, compañeros como Fernando Cruz que gozan de una situación mejor animan con su ejemplo a los que como Julián todavía tienen camino que recorrer.

- Compañeros entrenando mientras hablamos con Julián-

La presencia de otros matadores, entre ellos Gómez Escorial, Sergio Aguilar y novilleros como Alberto Lamelas hacen que en ese rincón de la casa campo se viva por el toro y para el toro.

-La cuadrada está completamente equipada-

Nos cuenta Julián, otras cosas de su vida más íntima, que nos hacen ver enseguida que estamos ante un chaval muy cabal, maduro y consciente, con las cosas claras. Ha estudiado una carrera universitaria, está diplomado como Óptico Optometrista y no ha desdeñado su “otra” profesión sino que la ha ejercido felizmente, aunque ahora está centrado exclusivamente en el toro.

- El toreo de salón es el sustitutivo ideal mientras se espera la llegada de festejos-

- La camaradería es fundamental, unas veces embistes, otras te embisto-

Es consciente de las dificultades del mundo de los novilleros pero confía en sí mismo. Nos demuestra ser un tipo vivo cuando entre risas nos desvela los modos de conseguir ir de tapia por las ganaderías salmantinas, aventura esta que comparte con Luis Miguel Amado, otro asiduo de “La Cuadrada”.

- El torero se gusta toreando al natural-

-"El toro" también tiene su protagonismo-

Finalmente la conversación deriva sobre cuestiones más generales donde su punto de vista profesional difiere del que mostramos Javier y yo como aficionados, aunque a fuerza de ser sinceros, viendo el sacrificio y la constancia de estos chicos, tanto Javier como yo entendemos las razones que inclinan sus razonamientos. Esta preciosa mañana de abril en el vergel de La Cuadrada hemos intentado entrar en el universo de un chico que vive por y para ser torero y creo que algunas cosas hemos comprendido, esperamos también poder transmitirlo a los lectores de esta página.

- Suerte torero-

Entre estos aprendizajes vemos claro que un chico como Julián no va a disfrutar de una “oportunidad” si le presentan en Las Ventas, con lo poco placeado que está. Estos jóvenes merecen foguearse en otros cosos menores para que pueda tratarse de una verdadera oportunidad. Y si entre todos no fomentamos este cambio y le damos la vuelta a la tortilla, nosotros mismos como aficionados nos vamos a ver obligados a tragarnos a los toreros que nos digan, que nos impongan desde las revistas del papel amarillo o desde las oficinas de un promotor inmobiliario.

Suerte en el ruedo y en la vida Julián. Ha sido un placer compartir contigo esta mañana de abril.