El verano ha terminado, pero tu sufrimiento acaba de empezar. Te has puesto como Carpanta en un buffet libre y ahora no sabes como deshacerte de esos michelines que tanto te atormentan.
Esta claro que con un poco de ejercicio y algo de control sobre tu gula la cosa mejoraría, pero es que además de gordo/a eres vago/a y lo tuyo es la ley del mínimo esfuerzo. No sufras, en Macondo te entendemos a la perfección, por eso queremos proponerte una serie de soluciones para adelgazar sin sacrificios, con las que además de perder peso podrás viajar, vivir nuevas experiencias y hasta hacer amigos. Ahi van nuestros consejos:
1. Irse a vivir a un país comunista: todo el mundo sabe que la culpa de la mayoría de los males de la humanidad la tiene el capitalismo y la obesidad no es una excepción (sólo hay que ver cómo están los americanos). En los pocos paraisos comunistas que todavía quedan, sus habitantes, liberados del yugo consumista, no sólo viven más felices, también son más delgados. No esperes más, reserva un billete para volar a Corea del Norte y ¡olvídate para siempre de volver a usar una talla 40!.
Me encapriché de un pez disco azul que vi en la tienda de animales, nadaba junto a otro en una pecera llena de ejemplares de muchos colores y me dio tanta pena separarlos que me los llevé a los dos. Pasado un tiempo decidí comprarme un tercer disco, esta vez naranja, pero la cosa no funcionó. Los otros dos atacaban sin piedad al nuevo, que se pasaba el día escondido tras las plantas y apenas se dejaba ver a la hora de la comida. Una noche descubrí el motivo: mis discos azules eran pareja y estaban poniendo sus huevos en una de las paredes del filtro.
Para evitar que todos los ataques de la feliz pareja fueran hacía mi nuevo pececito naranja le busqué un compañero, un leopard rojo que llamaba la atención de todo el que veía mi acuario por sus vivos colores. Los cuatro peces compartían espacio en aparente armonía, pero de un tiempo a esta parte llevo observando que uno de los ejemplares azules anda tristón. Ha crecido mucho menos que el resto y le han salido unas barras oscuras características del estres. Intenté que mejora cambiando el agua más a menudo, aumentando las raciones de comida, subiendo la temperatura del calentador por si echaba de menos las aguas tropicales en las que debía haber nacido si la vida fuera justa, pero todos mis esfuerzos han sido en vano. Hoy por fin descubrí porque mi pececito esta triste: la hembra azul con la que llegó al acuario y de la que nunca se separaba, estaba poniendo huevos una vez más, sólo que ahora quien los vigilaba no era él sino el leopard rojo, que esperaba como un orgulloso papá el final de la puesta. Mi pobre pececito azul, enfermo de mal de amores, ha observado la traición en solitario, tras una de las rocas del fondo... Y es que a todos nos han dejado alguna vez.
Descubrimos a Britney por primera vez a finales de los 90, enfundada en un uniforme de , tenía diecisiete añitos y una carrera prometedora que le llevó al número uno en las listas de venta de todo el mundo. Por entonces aun presumía de ser virgen, aunque con cada nuevo disco fue perdiendo ropa, acumulando escándalos y subiendo el voltaje de sus videoclips.
La princesita del pop tuvo un escarceo con el sobrevalorado Justin Timberlake y una boda express con un amigo de toda la vida durante una noche de juerga en las Vegas, pero quien finalmente consiguió llevarse el gato al agua fue un bailarin guaperas llamado Kevin Federline, con el que se casó en 2005. Además de la cintura, Britney perdió una fortuna con este matrimonio y a punto está de perder hasta la custodia de sus dos hijos, tal y como pretende la sanguijuela de su ex (aunque las malas compañías, tipo Paris Hilton, los excesos con el alcohol y su manía de no usar bragas cuando lleva minifalda, tampoco es que le estén ayudando demasiado).
Tras casi dos años de silencio, la antaño niña prodigio, ha reaparecido en la última entrega de premios de la MTV luciendo lorzas, bailando descordinada y en aparente estado de embriaguez, al más puro estilo Courtney Love.
Se acabaron las terrazas de verano y las cañas en el chiringuito de la playa, vuelve la rutina laboral y con ella los buenos própositos de enmienda, el principal apuntarse al gimnasio para perder los kilos de más acumulados durante las vacaciones. Por mi parte además de con los kilos, también he vuelto con jet lag, sin un euro y más blanca de lo que me fui, pero como dice la canción ¡que nos quiten lo bailao!
Aqui os dejo un video con los mejores momentos de nuestro viaje a Nueva York, con lo divertido que es levartarse en la ciudad que nunca duerme y lo duro que resulta ponerse en pie a golpe de despertador... ¡Feliz regreso a todos!
Macondo no esta en el Caribe, ni escondido tras el sopor de las aguas de una cienaga de Colombia, ni siquiera en las páginas de los libros que reposan en los escaparates de la Gran Vía. Esta más cerca de nosotros, entre la gente que vive en los suburbios de las grandes ciudades, en el ruido del tráfico a la hora punta, en el sabor grasiento de los rollitos de primavera y en todos aquellos mundos cotidianos que aun nos quedan por descubrir. Si pasas por Macondo no te olvides de mandarme una postal.
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