Estamos mucho mejor que antes. Sonamos de puta madre, dice David, el cantante, mientras se lleva a la boca la jarra de cerveza. Esa opinión es compartida por todos los que asistieron el jueves 26 al concierto de en la sala Astoria (antigua sala Maravillas) de Madrid. Muy compactos, todo en su sitio, muy profesionales, continua. Asiento y empiezo a dar cuenta de mi calzone. En el exterior, parece mentira que nos encontremos en Noviembre. Brilla el sol, igual que brilló en el concierto de este quinteto madrileño.

Abrimos con Time, uno de nuestros nuevos temas, y repasamos todos los demás. En estos meses que han pasado desde la última actuación del grupo, han compuesto más canciones, como la dicha Time, Come back, y Blues 21. ¿Cómo fue la respuesta del público? David se lleva las manos a la cabeza. Increíble. Aún no damos crédito a lo que vimos. La sala estaba llena y la gente se sabía las canciones.

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Una calle de barrio en Madrid. Noche de primavera. Lluvia. Un saludo breve y pasos rápidos en busca de un refugio. Un bar. Cervezas. Un café con leche. Cigarros. Malboro, Ducados. Y puritos. Vegafina. Música no demasiado alta. Miré hacia uno de los altavoces colgados en una esquina, junto a un inmenso televisor, y luego a las cinco personas que me rodeaban. David “Chiky”, César, Javi, Nacho y Charly. Círculo Polar. Sonreí porque sabía que aquella música no sonaría durante demasiado tiempo. No tardará en llegar el día y la noche en el que las canciones de este quinteto madrileño serán habituales a nuestros oídos. Esperanza es lo primero que he extraído después de escuchar sus temas, de verlos en directo, y de conversar con ellos. Sí, aquí también se hace muy buena música. Círculo Polar es la prueba de ello.

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Marwan es una persona que se dedica a expresarse por medio de sus canciones. Como todos los cantautores, me diréis. ¿Por qué lo digo de esa manera? Porque Marwan no es un cantautor como los cientos que buscan fortuna en los cafés de cualquier ciudad o como los que suben a escenarios con multitudes agolpadas a sus pies.

Y de multitudes sabe mucho este artista que acaba de regresar de su gira por México. Quince días presentando su segundo disco, Los Hijos de las Piedras, en los que ha actuado en algunas de las salas más importantes del país como la Cafebrería El Péndulo o el Café Albanta; quince días “inolvidables por el calor y el cariño de la gente, y por la repercusión que los conciertos han tenido” dice Marwan mientras se come un donut de azucar en una cafetería madrileña.

La gira mexicana, junto a su amigo y también cantautor Lucas, ha sido un ejemplo de tesón y dedicación, de “buscarse la vida desde aquí contactando con gente del lugar, músicos y promotores, y sobre todo, con fans que se movieron para hacernos huecos en sus salas de conciertos preferidas”.

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