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Ha pasado más de un año desde que Sick Puppies publicaron este disco, Dressed Up As Life; un disco de rock moderno que me ha llamado mucho la atención por la estructura de sus temas, una estructura compleja llena de cambios de ritmos y riffs de guitarras variados. Lo publica Virgin.
Ese hecho me hizo fijarme en el segundo disco de este trío australiano formado por Shimon Moore a la voz y a la guitarra, Emma Anzai al bajo y coros, y Mark Goodwin a la batería. En la música en general las canciones tienen una estructura muy lineal, muy predecible, y es raro encontrar a una banda que rompa como ésta sin caer en el lado más progresivo del género a lo Génesis o Dream Theater.
Por lo demás, la música es rock and roll deudor del movimiento alternativo de los años 90, con un sonido actual muy cuidado, buenas melodías, coros que enganchan, y una producción con fuerza.
Sentimientos contradictorios son los que me cogen cuando escucho el debut de , titulado In This Life. Digo esto porque cuando uno escucha la primera canción se queda con la boca abierta, los ojos como platos, y el corazón palpitando deprisa esperando más, aguardando otra ráfaga de buen rock and roll directo a las entrañas. Pero cuando llega la segunda y luego la tercera y después las demás canciones, ese anhelo, esas expectativas, se ven defraudadas.
No me entendáis mal, In This Life (publicado por ) no es un mal disco, pero sí es un disco sin novedades, sin sorpresas; es más de lo mismo. Y aunque lo hacen bien, uno no puede evitar pensar que con el potencial mostrado en el primer tema, Rod Black (vocalista), Shane (bajista), Dan (baterista), Flip (guitarrista) y Dave (guitarrista), se lo podían haber trabajado más.
Este quinteto canadiense sigue a pies juntillas el manual del rock and roll contemporáneo, con una voz suave con un punto rasposo, guitarras por doquier eléctricas y acústicas, y una base rítmica potente. Sus canciones son aptas para todos los públicos, y aunque el primer corte es pura energía, el resto del disco abunda en medios tiempos y se echa en falta algo más de velocidad.
Hay pocas bandas que aporten una pizca de originalidad al género en el que se mueven. 10 Years lo hace con su nuevo trabajo, Division, un disco que se mueve por los caminos del rock alternativo de corte dramático, con compases que resuenan en catedrales huecas cuyas campanas nadie escucha.
El sonido del disco subraya ese drama con medios tiempos, con una voz vibrante de tono alto, con guitarras limpias y semi distorsionadas que se subordinan a las melodías principales. El bajo y la batería también actúan de manera discreta, y el conjunto general es un disco que refleja un intento de contención, un intento de advertir sin caer en la ira.
La banda está formada por Jesse Hasek a la voz, Ryan Johnson a la guitarra, Lewis Cosby al bajo, Brian Vodinh a la batería, y Matt Wantland a la guitarra. Sus composiciones son de una sencillez que se revela aparente cuando uno las escucha con detenimiento, y demuestra una excelente labor compositiva del quinteto de Tennessee.
Disturbed ha regresado con nuevo trabajo bajo el brazo, Indestructible, un disco con el que el cuarteto de Chicago regresan a lo más alto del podio del metal alternativo. La novedad que descubrimos de inicio es que los ritmos de las nuevas canciones están más cerca de sus primeros trabajos que del anterior.
A partir de ahí, David Draiman (vocalista), Dan Donegan (guitarra), John Moyer (bajista) y Mike Wengren (baterista) desgrana doce temas intensos, enérgicos, fuertes, y con un punto oscuro quizá resultado del momento actual. La voz rebosa potencia, la guitarra suena compacta, y bajo y batería no se limitan a llevar el ritmo, sino que son protagonistas indiscutibles.
Las canciones tienen estructuras y melodías que pueden seguirse con facilidad y hacen de Indestructible un disco muy asequible.
Aquí tenemos a Black Tide y su debut, Light From Above. Grupos así no suelen llegar demasiados a mis manos, pero cuando lo hacen traen consigo una muy grata sorpresa. ¿Por qué? Porque, sentimientos a un lado, la música de hoy suele ser simple y simplista por lo que cuando uno escucha a un puñado de adolescentes de quince años tocar así no puede por menos que sonreír y apreciar las horas y horas de clases de música y ensayos.
Todo esto viene a cuenta porque Light From Above (publicado por Interscope) es un disco de heavy metal que combina la tradición en ese género norteamericana con la europea, y para ejecutarlo hay que dominar los instrumentos. Desde la primera nota de la primera canción queda claro que estos chicos saben de música mucho.
Gabriel García (voz y guitarra), Austin Díaz (guitarra y coros), Zak Sandler (bajo y coros) y Steve Spence (batería) presentan un disco rápido, directo que no da respiro a pesar de los cambios de ritmo y algún que otro medio tiempo que asoma.
Hay discos que merecen ser comprados aunque sólo sea por una canción. Light It Up, el nuevo trabajo de Rev Theory es uno de ellos. El quinteto originario de Massachussets ha regresado con un nombre más corto (antes era Revelation en vez de Rev) y un disco más trabajado, más compacto (publicado por Interscope); un disco que suena muy bien lo pinches por donde lo pinches, con diez canciones de auténtico rock duro moderno que beben del mejor manantial de los años 80 y 90, y se dejan guiar por sonidos contemporáneos.
La banda está formada por Rich Luzzi a la voz, un vocalista muy sólido con un tono ronco y sobrado de potencia, capaz de desgarrarse en los momentos más duros, y de transmitir ternura en los más intimistas. Le acompañan Julien Jorgensen y Rikki Lixx con unas guitarras sin complejos que juegan con todo tipo de riffs y figuras, licks y solos. El bajo es dominio de Matt McCloskey y la batería de Dave Agoglia, ambos con líneas muy efectivas que sustentan todos los compases.
El debut de Shinedown fue un disco que me dio de lleno, que hoy me sigue pareciendo una referencia musical y lírica, con una perfecta combinación de letras y notas para expresar los sentimientos más oscuros que el corazón y el alma humana generan. Su segundo disco me resultó más flojo y le presté poca atención. Y hoy tenemos el tercero.
The Sound Of Madness es el nuevo disco de este quinteto estadounidense formado por Brent Smith a la voz, Barry Kerch a la batería, Zach Myers y Nick Perri a las guitarras, y Eric Bass al bajo. Lo publica Atlantic Records.
Sus once canciones son un paso hacia delante de la banda a nivel de producción, con un sonido espectacular, inmenso, y potente. Esta palabra, potencia, es la segunda característica del disco. Desde los temas más rápidos a los lentos nos encontramos con un disco que no da tregua, que no levanta el pie de un acelerador emocional con el que corremos por paisajes en los que habitan la nostalgia, el miedo, la ira, y la decepción.
Instrumentalmente, la voz de Brent sigue demostrando que está muy por encima de la del resto de cantantes del momento. Las líneas rítmicas son como ametralladoras que no dejan con vida a nadie, y las guitarras combinan numerosas texturas duras y delicadas.
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