El día que llegamos a Felicidad nos entendimos a la primera. Llevábamos discutiendo 1 año y todo quedó olvidado en el último desvío. Primero el silencio. Luego la estupefación. Luego la calma. Eran las 6 de la mañana y después de un viaje de de más de 2 años, la promesa de aquel lugar soñado se hacía realidad de forma simple y filtrada. Tony, Vergel, Ámber y yo habíamos terminado el viaje de nuestra vida.
"Felicidad es un pueblo tras una bruma", tal y como había dicho Cojo. Lo difícil es encontrar la bruma, luego sólo tenéis que cerrar los ojos y esperar una señal lumínica que os traspasará los párpados. Entonces recordé esas palabras, cerré los ojos y me salió institintivo un pisotón con la pierna del acelerador. Luego el coche prácticamente se paró solo, en medio de un brillo circundante de luces antiniebla.
Las luces guiaban caminos para movernos entre la niebla. Era la señal para seguir a pie.
Cuentos y Descuentos.