Euridice esperaba con calma y desgana la fiesta de la noche. Sus amigas habían preparado el festejo y aunque realmente no le veía sentido ni le apetecía en demasía, no quería desagradarlas, eran sus compañeras de siempre, las conocía desde la infancia. Y quería compartir con ellas la dicha de su futuro matrimonio con Orfeo.
Recordaba con nostalgia el momento en que conoció a Orfeo, era un joven que no agradó a su entorno, desaliñado en el vestir y de laxas costumbres, le consideraron frívolo y despreocupado, no había conseguido terminar sus estudios universitarios y se pasaba todo el día con su guitarra eléctrica de un lado para otro. Las más de las veces tocando en el metro o jardines y otras en algún pub de un amigo, que le invitaba a las copas y poco más.
Cuentos y Descuentos.