Esta vida es una bicicleta con un motor de 16 válvulas, y ahora, en este agosto tan caluroso de 2005, estamos a mitad de una curva. Hay un sabor agrio en esta tarde, tarde de maletas, de preludio de vacaciones en alguna playa, de huida y a la vez arraigo al lugar que se está a punto de dejar.
Las casas bajas de enfrente de mi ventana se están tostando de amarillo vainilla. El sol se me escapa entre las nubes más bajas de poniente, dando un tono cálido apagado al último paisaje del día. Pero es sólo a los edificios que me quedan cercanos, más allá se tornan azul oscuros y negros, dibujando contra el cielo violeta la parte de silueta de Madrid que corresponde a mi barrio. Un perfil de chimeneas, antenas sobre tejados a dos aguas aún de ladrillo y teja, alguno más de aluminio. Y grúas, muchas grúas.
"Sola la vida humana corre a su fin ligera más que el viento".
Cervantes (El Quijote)
Cuentos y Descuentos.