Se daba un aire a Twiggy, por su cuerpo menudo y su pelo a lo garcon, pero compartía esa aureola trágica de heroína torturada que tan bien conocemos por Marilyn. Edie Sedgwick, una niña bien criada en una familia americana de clase alta, llegó al Nueva York de los 60 después de haber sufrido abusos en su infancia por parte de un padre sádico y manipulador, y de haberse corrido muchas juergas en la facultad de arte, antes de abandonar sus estudios para probar suerte como actriz.
La gran manzana era un hervidero creativo y un eterno carnaval, en medio de la vorágine de sexo, drogas y rock and roll, Edie se movia como pez en el agua, despilfarrando dólares en elegantes comidas, limusinas, gramos de speed y máscara de pestañas, porque antes que yonky Edie fue una fashion victim acomplejada, que ocultaba su belleza tras kilos de kohl porque nunca se sintió guapa.
Puede que no fuera un bellezón, pero era de esa clase de personas que irradian un magnetismo especial, los que la conocieron coinciden en que Edie hechizaba con su encanto, con su arrolladora personalidad. Bob Dylan fue uno de los hechizados y quizá el hombre que más marcó a Edie después de Warhol, a quien por cierto conoció gracias al músico. Con Warhol entró en la Factory y en la historia, disfrutando de esos quince minutos de fama que todos deberíamos tener.
Apenas un año y medio de relación y unas cuantas películas olvidables sirvieron para convirtierla en una estrella, el duo Andy/Edie triunfaba como la Coca Cola, pero la trastienda de la gloria ocultaba lo que todos en el mundillo underground ya sabían, que la musa del pop era una adicta a las drogas, con una fortuna menguante y una imagen que se estaba volviendo demasiado turbia para una sociedad tan aparentemente liberada como hipócrita.
Vogue rescindió su contrato como modelo, Dylan se casó con otra y Warhol, siempre ávido de carne fresca a la que vampirizar, sustituyó a Edie por otras divas igualmente trágicas como Ingrid Superstar o Nico. Con sólo 22 años Edie había pasado a ser una vieja gloria. Se mudo al Chelsea hotel y trató de relanzar su carrera como actriz sin mucho éxito, para entonces ya era adicta a la heroína, tan delgada que no podía chutarse de pie, necesitaba la ayuda de doctores sin escrúpulos que hacian caja en sus elegantes consultas de Manhattan pinchando a yonkies de lujo, o en su defecto pedía ayuda al compañero de cama eventual con el que estuviera compartiendo la noche, porque nunca se atrevió a hacerlo por si misma.
En las navidades de 1966, tras quemar accidentalmente su habitación del Chelsea, fue a visitar a sus padres y estos decidieron internarla. Comenzó entonces su periplo por diversos hospitales y psiquiátricos de Estados Unidos, de los que entraba y salía sin terminar nunca de recuperarse. En uno de ellos conoció a un tal Michael Post, con quien se casó en 1971, parecía que por fin Edie había conseguido algo de estabilidad en su agitada vida, pero era sólo un espejismo, cuatro meses después su marido se la encontró muerta por sobredosis de barbitúricos, tenía 28 años.
Edie es una de esas celebridades que sin llegar a destacar en nada (ni fue buena actriz, ni llegó en realidad a despegar como modelo) logran hacer de su vida una obra de arte, una novela con todos los ingredientes que debe tener un buen en un best seller, por eso hoy, casi cuarenta años después de su muerte sigue estando de moda.
Aqui podeís ver un trozo de su última película Ciao Manhattan!, la única que hizo fuera de la Factory y en la que habla sobre sus experiencias con las drogas y el sexo en los locos años del pop.
This entry was posted on Oct 15, 2007 at 00:56:00 and is filed under Gente Corriente. You can follow any responses to this entry through the RSS 2.0 feed, or leave a response (below) .
Pobre Edie... con sus mallas y sus camisas... pero el deterioro fue espeluznante, me recuerda a la modelo que ha utilizado Toscani para la campaña de (No) l ita... una pena, vaya!
Por cierto, qué buen articulazo, Rosiña!
Tú si que tienes un buen trancón Ramón!
No lo sabes tu bien!
Y esos pechitos turgentes que tanta paz transmiten en los momentos de pánico... :P
Demasiado delgada la chica. Me va masa la canne!!!
Qué dilema!!! Echamos a Zaida por fea o a Silvia por arpía???
Esto parece un foro chicas, oye el articulo mu bueno si que eres la leche jodía!!!
Estoy recuperandome de mi viaje por los paises bajiños. Rosa te veo en nada a tí y a Papi, no?
Eso parece pequeña argelieta. Y cuéntanos, cómo te ha ido por el país de Tintín>?, y por el de los tulipanes?
Uy, que cerca has estado, Arge, y yo sin enterarme...
Nos, tu parafilia sexual empieza a dar miedo...
Jajajaja, si algo cerca, dónde era que estabas tú?.
Pues imaginaros lo bien que se me ha dado, pero estaba hasta mas arriba de no entender nada, que malo es eso la leche!!!, pero de lujo y en amsterdam ni te cuento.
Pues eso tiene fácil solución, ya sabes, a dar clases de inglés en vez de tanto francés y griego, somarra!
El francés no se me dá mal...
Y yo que pensaba que el francés no te iba mucho... Por cierto a ver si os pasaís por mi nuevo blog de encuestas, que desde que he aprendido a hacerlas ando flipada y actualizo cada media hora:
www.deunoacinco.com
Oye Ramón, hay por ahí un tal James Watson que va diciendo que los negros sois más tontos, igual va a tener razón no sé yo...
No es parafilia sexual, es que no me das cancha Rosa, ni para cameo!!! jajajja. Un beso, me voy a ver lo de las encuestas a ver si me engancha.
Ay el Watson, mucho ADN, mucho ADN pero una PUTA CABEZA LOCA!
Tia estoy empezando a echar mucho de menos mi vida universitaria...... yo también soy viejuna ahora. Vivimos en un mundo viejuno.
Pues lavaros bien que de viejo se huele mas y hay que mantener una higiene, so cacho viejunas!!!. Yo también quiero volver a tener 18 o 19 añitos, que bien se vivía y todo en su sitio colocadito, ohhhh!!! que viejas si, huele a vieja pelleja con un poco de lavanda, agggg!!!! que mareo...
Estaís viejas y seniles, yo por el contrario gano con los años, como el buen vino. Enjuto mojomuto!!!!!!!!! Qué grande le amo, le amo!
Quiero esa tranca de Ramon, quiero conocer a ese moreno, se lo tiene que montar de vicio.
Me gustaría que te comieras mi coñito peludo, muy peludo, que me metieras la lengua hasta dentro y sentir luego como me metes ese rabo...
Pero argelia tía cómo puedes ser tan cerda?
Que grande esta chica!
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Macondo no esta en el Caribe, ni escondido tras el sopor de las aguas de una cienaga de Colombia, ni siquiera en las páginas de los libros que reposan en los escaparates de la Gran Vía. Esta más cerca de nosotros, entre la gente que vive en los suburbios de las grandes ciudades, en el ruido del tráfico a la hora punta, en el sabor grasiento de los rollitos de primavera y en todos aquellos mundos cotidianos que aun nos quedan por descubrir. Si pasas por Macondo no te olvides de mandarme una postal.
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