Dos semanas llevo escuchando Saints of Los Ángeles, el nuevo disco de Mötley Crüe, uno de mis grupos favoritos desde que les descubrí con el legendario Dr. Feelgood. Ha pasado mucho tiempo, muchas modas musicales, y muchos acontecimientos tanto dentro de la propia banda como fuera, y antes de pulsar el play me mentalicé para una más que probable decepción. ¿Por qué? Porque ni yo ni la banda somos los mismos. Los años nos han cambiado y muchos grupos no han envejecido bien.
Pasada una intro, Vince Neil, Nikki Sixx, Tommy Lee, y Mick Mars, entraron de lleno en materia, y con ellos, una sonrisa aleteó en mis labios. Saints of Los Ángeles es un buen disco de rock, un disco en el que el cuarteto ha sabido adaptarse al siglo XXI sin perder su esencia, en el que la evolución suena natural, en armonía con su pasado, y lo que es mejor de todo, es un disco en el que dejan la puerta abierta para seguir haciendo cosas muy grandes en el futuro, porque si bien no es un disco de 10, sí tiene elementos más que de sobra para saber que los Mötley volverán a rozar la perfección.
¿Qué nos encontramos? Con un Vince Neil en forma aunque su voz suena un poco forzada en ocasiones; con un Nikki Sixx y un Tommy Lee que no dan tregua, y con un Mick Mars en su buen nivel habitual. El resultado es un sonido compacto, equilibrado, aunque le falta algo de brillo.
Face Down In The Dirt es el primer corte tras la intro y con él llega un ritmo que engancha, con una batería potente, una línea de bajo muy chula, y un riff de guitarra que se mete en la cabeza. La canción muestra ese engarce entre pasado y presente que tan bien ha hecho la banda.
Down At The Whisky es un guiño a esos días de fiesta, a los tiempos del sleaze con una banda sonora festiva.
Saints of Los Ángeles es un auténtico disparo, energía y fuerza, un impulso basado en el ritmo, en una melodía vocal directa y un coro agresivo.
Mutherfucker of the Year tiene un tono más serio, con un coro logrado y actual.
Chicks = Trouble es otra pequeña joya divertida, pegadiza, y simpática.