Para José Tomás un verbo, para otros toreros, los adjetivos. Cuando torea José Tomás siento que está expresando una idea: de la Vida, de la Muerte, y de eso que llamamos Fiesta de los Toros. ¿Es quizá para él esta Fiesta el vehículo para expresar su idea de la Vida y de la Muerte? Cuando torea José Tomás siento que el miedo ha huido ante él, y se ha refugiado en nosotros. Porque José Tomás cita, revela, torea, lucha y vence a la muerte. A veces incluso la veta, le niega su entrada al ruedo. El miedo y la muerte son personajes siempre presentes en una corrida de toros. Esperan agazapados y, cuando se abre la puerta de cuadrillas, se cuelan tras los toreros con intención de hacerse los dueños del ruedo. La mayoría de las veces estos personajes nos pasan inadvertidos: si el miedo asoma es el torero el que huye de él con engaños, si la muerte se revela el torero utiliza trucos para burlarla. Sabemos que un toro siempre lleva muerte en los pitones, pero muy a menudo el toro parece ignorarlo, como si en el camino alguien le hubiese dado un bebedizo para que lo olvidara, o quizá su información genética se hubiese manipulado para debilitar esta conciencia de poder tan importante para su defensa. Esto último me ha apartado de asistir a los toros. Pero quise despedirme con mejor sabor de boca y acudí el domingo a ver a José Tomás.
Yo voy a decir lo que vi. No vi a un hombre que quería suicidarse. Sí vi a un hombre que buscaba a la muerte, no para entregarse a ella sino para vencerla. Y quería que se revelara ante toda la plaza, que todos la viésemos como él la veía, que sintiésemos que no huía de ella sino que la buscaba en el terreno donde estaba dispuesta a revelarse: en el terreno del toro. Del miedo no había que preocuparse: era todo nuestro. Y al toro le devolvió la conciencia de su poder, porque luchó donde él era más fuerte: fue a su querencia, pisó su sitio. Y esto es torear de verdad. Me dan igual las reglas. Vi el pico de la muleta, vi el brazo alargado del torero, pero no eran trucos para rendirse al miedo, porque vi al toro ciñéndose a su cadera, vi la quietud impasible ante el peligro, vi la serenidad majestuosa del hombre ante el dolor y la sangre. Vi al torero en el sitio, en el lugar de la cita con la muerte, no huyó de la muerte negra. Y amigos, eso yo lo admiro más que nada porque el hombre pierde su libertad ante el horror de la muerte, se siente vencido ante esta idea. Por eso cuando veo torear a José Tomás pienso que el hombre puede sentirse libre más allá de la idea de la muerte.
Que los puristas y los reglamentistas se rasguen las vestiduras. Eso ha pasado siempre, hay quién no perdona que las normas no se cumplan. Todos los artistas libres lo saben.
MARGARITA CASARIEGO AGUILLAUME